martes, 24 de noviembre de 2015

Botulismo


El botulismo es una enfermedad grave y puede ser mortal. Sin embargo, es relativamente inusual. Es una intoxicación causada generalmente por la ingesta alimentos contaminados con neurotoxinas muy potentes.

Clostridium botulinum produce esporas termorresistentes ampliamente difundidas en el medio ambiente, que en ausencia de oxígeno germinan, crecen y excretan toxinas.

La toxina botulínica se ingiere con alimentos elaborados inapropiadamente, en los que la bacteria o sus esporas sobreviven y producen las toxinas. Aunque es principalmente una intoxicación de transmisión alimentaria, el botulismo puede deberse a infección intestinal en los lactantes, heridas infectadas e inhalación.


¡Prevención!

Se basa, principalmente, en las buenas prácticas de elaboración, en particular la conservación y la higiene. El botulismo se puede prevenir mediante la desactivación de las esporas bacterianas en los productos termoesterilizados o enlatados, o la inhibición del crecimiento bacteriano en otros productos. Las temperaturas de refrigeración combinadas con el contenido de sal y/o las condiciones de acidez impedirán el crecimiento de la bacteria y la formación de toxinas.

Las cinco recomendaciones de la OMS son:

1. Mantenimiento de la higiene
2. Separación de alimentos crudos y cocidos
3. Cocción total
4. Mantenimiento de los alimentos a temperaturas seguras
5. Utilización de agua potable e ingredientes crudos seguros



Consejos: 
  • NUNCA le dé miel ni jarabe de maíz a bebés menores de 1 año.
  • Prevenga el botulismo infantil alimentando sólo con leche materna.
  • Siempre descarte las latas que presenten abultamientos o alimentos en conserva con mal olor.
  • La esterilización de los alimentos empacados en el hogar, cocinándolos a presión a 120° C (250° F) durante 30 minutos, puede reducir el riesgo de botulismo.


2 comentarios:

  1. ¿En cuales alimentos encuentro esta enfermedad?

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  2. El Clostridium botulinum se encuentra en los suelos y en agua no segura, y produce esporas que sobreviven en los alimentos mal conservados o mal enlatados, donde se genera la toxina que produce la enfermedad. Al ingerir incluso cantidades pequeñísimas de esta toxina, se puede provocar una enfermedad grave.

    Los alimentos que suelen contaminarse con mayor frecuencia son las verduras enlatadas caseras como espárragos, arvejas, remolacha y choclo, y menos frecuentemente ajo y tomate. También puede ser transmitido por la carne de cerdo, el pescado crudo o ahumado y la miel.

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